Archivos Mensuales: noviembre 2014

Son curiosos los místicos.

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Rabindranath Tagore

Esta es mi alegría:
esperarte sentada a la orilla del camino
mirando la sombra que persigue a la luz,
y la lluvia, y la primavera.
¿Quiénes son estos que van y vienen,
y que esparcen noticias?
Mi corazón se siente feliz.
El soplo de la brisa es agradable.
Yo te espero a ti.
Y esa es mi alegría.
Del alba al anochecer
estoy sentada sola ante mi puerta.
Y sé que de repente llegará
el momento feliz de verte.
Entretanto sonrío y canto
en total soledad
y el aire se va llenando
de dulce perfume.
Yo sigo sentada esperándote a ti.
Esa es mi alegría.

THIS is my delight, thus to wait and watch at the wayside where shadow chases light and the rain comes in the wake of the summer.
Messengers, with tidings from unknown skies, greet me and speed along the road. My heart is glad within, and the breath of the passing breeze is sweet.
From dawn till dusk I sit here before my door, and I know that of a sudden the happy moment will arrive when I shall see.
In the meanwhile I smile and I sing all alone. In the meanwhile the air is filling with the perfume of promise.

Son curiosos los místicos.
La coincidencia entre la voz femenina de este poema de Tagore y la amada de San Juan de la Cruz es nítida. Y, sin embargo, hay una diferencia clara entre ambas visiones. La amada de San Juan es activa y sale en busca de su amado, y pregunta por él, y en esa búsqueda esta la clave de su encuentro, de su unión. En este poema, la voz femenina solo espera al amado. Y es en esa espera cuando el aire se va llenando de perfume.
El poema es bellísimo.
Son curiosos los místicos.

 

Dejo,  para las mentes curiosas, una bonita versión cantada en bengalí, el idioma original de Tagore, y la versión de la traducción inglesa, hecha, como es sabido,  por el mismo poeta.

El grito lírico puro: poesía tradicional castellana

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Gritos daba la morenica

Gritos daba la morenica
so el olivar,
que las ramas hace temblar.
La niña, cuerpo garrido,
morenica, cuerpo garrido,
lloraba su muerto amigo
so el olivar,
que las ramas hace temblar

Esta mañana, en la actividad de «ni un día sin poesía», les leía a los alumnos este poema. 

De la poesía tradicional castellana siempre me fascina su capacidad para emitir un grito lírico puro. Con muy pocos elementos: el paisaje natural, el llanto por el amado muerto, la repetición; el autor de este poema elabora un texto desgarrador que nadie que no tenga un mínimo de sensibilidad puede leer sin que se ponga en la piel de «la morenica» y se le pongan los pelos de punta.

Esa es la fuerza de la lírica.

Como es bien sabido, esta lírica tradicional era una lírica cantada. Os dejo aquí una muestra musicalizada en el renacimiento de este poema,por si queréis escucharla.